El Mindfulness es un proceso de observación, un estado o toma de conciencia de que estamos aquí y en el ahora, y no en otros lugares a los que usualmente nos lleva la mente.

Por ejemplo, es posible que hayas comenzado a leer este artículo y ya tu mente te haya llevado a otro lugar, y te dices: no he terminado de hacer x trabajo ó lo que dices es una mentira ó no es justo lo que me está pasando, etc., y de pronto, como si despertaras y de nuevo fueras consciente te das cuenta que estabas leyendo, también descubres que llevas uno o dos párrafos y no captaste absolutamente nada de lo que leíste, y por ende, tienes que volver a comenzar (perdiste tu tiempo)… sacudiendo la cabeza te dices a ti mismo: ¡debo poner más atención!

Si estamos en momentos de altísima inquietud, de aseguro tendremos que leer dos o tres veces, e incluso más, sin captar absolutamente nada, y por ello muchas veces abandonamos, porque nuestra mente desobediente nos saca de lo que “intentamos hacer” y  nos lleva a aquellos lugares que nos están generando dicha ansiedad.

Lo mismo nos pasa con todo y a cada rato, en la oficina, en reuniones, con nuestra pareja o con alguno de nuestros hijos, sentimos por allá en el fondo que alguien nos habla mientras nosotros habitamos en las penumbras, estamos definitivamente en otro sitio, como en una “dimensión desconocida”.

El piloto automático

Si observamos, andamos por la vida en piloto automático, vivimos la vida como en pequeños saltos de conciencia o estados de inconsciencia:

– Estamos en el cuarto y aparecemos en la sala o en la cocina, nos subimos al carro o al autobús o al metro y de pronto notamos que hemos llegado a nuestro destino y, ¿qué ha pasado durante el trayecto?

El Mindfulness es lo contrario a estar en piloto automático, es intentar estar consciente, de que estamos leyendo, que estamos conduciendo, que estamos escuchando a alguien, o que estamos haciendo eso o aquello. Es como obligar a nuestra mente a que este aquí presente y no dejarla divagar.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una sensación que no nos deja estar tranquilos, es una sentimiento de inquietud o temor intenso, excesivo y persistente, que nos puede llevar incluso a tener ataques de pánico. Este sentimiento interfiere permanentemente en nuestra actividad diaria.

Sí observáramos más detenidamente, si tomáramos consciencia, siempre serán maquinaciones en nuestra cabeza, cosas del pasado o cosas que esperamos nos pueden afectar en el futuro.

Si la filosofía oriental nos ha enseñado que el pasado ya no existe y que el futuro es apenas una ilusión, entonces: ¿cómo podemos dejarnos atrapar generándonos una sensación de intranquilidad o zozobra, y peor aún, cómo podemos producirnos hasta cierto malestar por algo que no está sucediendo en la realidad presente?

Los beneficios del estado de consciencia

Los seres humanos, los únicos seres sobre la tierra y desde hace más de 2.500 años, con filosofías antiquísimas como el budismo o el taoísmo, comienzan a hablar y desarrollar su estado de conciencia (un despertar interno).

Y gracias a este mundo contemporáneo, en décadas muy recientes, después de 1960, a través de escáneres se ha podido confirmar científicamente que esos estados de presencia contrarrestan el estrés, la fuente generadora de múltiples sino la mayoría de las enfermedades de la humanidad actual.

Se ha comprobado que aquellas personas con mayor estado de conciencia – Mindfulness -, son seres mas saludables, mas plenos, menos vulnerables o susceptibles a los acontecimientos diarios.

Aquellas personas, seres conscientes, demuestran estados de mayor armonía y de mayor madurez emocional. Demuestran que las cosas convencionales no las afectan tanto como a los demás. Es como si hubieran encontrado la llave de la felicidad.

¿Qué no es el mindfulness?

El Mindfulness no significa permanecer en un estado de trance o meditación continua, tampoco que tengas que controlar los 60.000 pensamientos que se calcula tiene una persona diariamente ¡eso sería realmente agobiante!

Significa que vayamos tomando pequeños estados de presencia durante el día, haciendo distintas actividades, buscando contrarrestar el piloto automático, y en especial, aquellos pensamientos negativos.

Con el tiempo notaremos que cada día vamos menos como autómata y comenzaremos a notar cosas a nuestro alrededor que antes nos eran imperceptibles o indiferentes, y que nos pueden llenar de verdadera satisfacción, como la maravilla de un amanecer, la fragancia de una flor, la mirada tierna de una persona, el sonido de un pájaro o una melodía que nos hace vibrar.

Monitorear el estado de ánimo

Entendiendo que sería agotador intentar controlar cada pensamiento que aparezca en nuestra mente, enseñan los maestros, por ejemplo el estoicismo, que existe un truco más fácil o manejable: intenta monitorear tu estado anímico, el cómo nos sentimos.

Si estamos atentos a nuestros estamos aflictivos diarios ¿cómo me siento hoy? Si captamos que estamos molestos, ansiosos o tristes, y logramos re-encuadrarnos, no dejando las cosas al azar, de seguro lograríamos con ello ya mucho. 

¿Qué hacer con los pensamientos negativos?

 El identificar lo negativo es como si despertaremos, viéramos un dialogo en nuestra cabeza que no ha sido real, solo producto de la imaginación y, sabiendo que son apenas pensamientos iniciamos inmediatamente su rechazo para no dejarlos prosperar, para evitar que alcancen a actuar o impactarnos, ¡debemos combatirlos y desintegrarlos!

Corrientes filosóficas como los budistas enseñan que no deberíamos resistir o poner comentarios a aquellos pensamientos que nos afectan; los deberíamos recibir y dejar pasar así como vinieron (como toreando). Recordemos: ¡Lo que se resiste persiste!

Pensemos que un estado de molestia nos puede llevar a sentimientos mal sanos, como estados de profunda tristeza, irá y hasta de violencia, con sus consecuencias contraproducentes. 

Deberíamos saber que para desintegrar un pensamiento negativo, para salir de su hechizo, podemos aplicar un simple conjuro, ¿cuál? Obligarnos a volver al presente y tomar consciencia de nosotros.

También un estado negativo combátelo con una distracción

¿No lo crees? Intenta validarlo con un chiquillo que tenga una pataleta, distráelo, haz que ponga su atención en algo diferente por un instante.

Lo mismo sucede con una persona grande, por ejemplo alguien que esté muy afligido o agobiado, hazlo poner su atención en algo distinto y veras que su malestar se esfumará, por lo menos por ese momento, hasta que su mente tramposa de nuevo lo atrape.

No es fácil, tampoco difícil, ¡sólo es atención!

Requiere de entrenamiento, como todo en la vida, pero con el tiempo iremos despertando, siendo más conscientes de nuestro alrededor, pero más importante aún, seremos más conscientes de nuestros estado anímico producto de nuestros pensamientos, de aquellos amos escondidos que habitan nuestra mente y que intentan gobernarnos.

Atención Plena

El budismo define el desarrollo espiritual como la atención plena, mejorar nuestro enfoque, nuestro equilibrio psicológico. Es un desarrollo personal donde prima el amor, donde existe más afecto, cariño y bondad hacia los demás, es toda una gama completa que encierra el altruismo y que culmina con la ecuanimidad.

El desarrollo espiritual debe ser un proceso de aproximación hacía la verdad, que está en armonía con la realidad de quienes somos. Es un estado de conciencia que nos ayuda a encarar lo bueno y lo malo de la vida y, por supuesto a mejorar ¡Es un proceso de maduración y crecimiento!

Cuando en el budismo se habla de equilibrio mental se está hablando del mismo equilibrio en la atención hacía los estados anímicos o psicológicos, especialmente y también, hacia aquellos estados negativos, como el enfado, el apego, la envidia, el orgullo, la tristeza, etc.

¡Por eso indican que hay que adueñarnos del presente! (lo que hoy conocemos como el “miedfulness”).

El mindfulness y la felicidad

Hemos visto que la presencia nos da estabilidad y claridad, y por ende, la atención es el punto vital del verdadero desarrollo.

En la vida apostamos por muchas cosas, buscando seguridad, estabilidad y felicidad, y sin embargo, ahora sabiendo que nuestro estado anímico está totalmente influenciado por nuestra mente, deberíamos cuestionarnos: ¿por qué nos preocupamos por otras cosas y no por la más importante?

El Mindfulness es recordar ese objeto virtuoso, es el aspecto más valioso o más importante, es esa acción de vigilancia, de introspección o auto-conciencia para procurar alinear permanentemente nuestra mente, intentando conductas sanas, puras o más beneficiosas.

No se puede ser exitoso sino tenemos cuidado con nuestra mente, sino eliminamos de ella los juicios de valor, los comentarios o ruido. Por ello, de todas las cosas que deberíamos intentar, lo que más necesitamos es alcanzar ese estado de presencia que nos permite una vida plena.

 

Recuerda: ¡Por algo que deberíamos realmente preocuparnos es por el estado permanente de nuestra mente, eliminemos toda negatividad, enfoquémonos en lo que realmente es beneficioso, aquello que nos permitirá crecer, mejorar, y de seguro, iremos así ayudando a los demás a alcanzar esa armonía y felicidad que tanto añoramos.